YO, Katerina
9:19 a.m.
"Yo, Tiberio
Claudio Druso Neo Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá (porque no pienso
molestarlos todavía con mis títulos)....". Éste no es en modo alguno mi biografía o mis ganas de presumir
quien soy y mucho menos la historia del trasfondo
político y social de una parte de la historia de Roma; es la historia de mi
nombre el cual me siento orgullosa de llevar después de que crecí y comprendí
el significado y la magnitud de la situación.
Ahora
sí,
Yo, Katerina
Kokkinakis Yepes, hija de un griego y
una colombiana (Eso explica el mix de apellidos), más conocida entre mis
amigos como Kokki, Koko, Kuki y cuanto apodo se le acomode, he tenido muchos
amigos y muy pocas veces me han llamado por mi nombre, tal vez porque no saben
lo que yo sé.
Viajemos en el tiempo
y vamos a Grecia al año 1948(exactamente 3 años después de la segunda guerra
mundial). Mi abuela Kaleopi estaba en embarazo de mi abuelo Nikolás Kokkinakis,
cabeza de un grupo de militantes que se dedicaban al combate, iba al monte y
venía cada 2 o 3 días a casa a ver a Kaleopi y su pancita crecer, ella lo
esperaba en casa al caer la noche con
suculentos platos griegos, esos sí, un tanto humildes ya que estaban preparados
con los pocos alimentos que quedaban mientras Alemania seguía bombardeando los
campos y casas; En ese ir y venir de Nikolás, mi abuela en su estado era la
preocupación de su vecina quien a su vez estaba soportando el dolor de la
muerte de su esposo, un carnicero que le había dejado varios baldes con monedas
de oro y unos cuantos lingotes aunque eso
no era suficiente para cubrir su soledad, finalmente lo único que tenia era a
los vecinos porque su familia también murió en una de las guerras.
El
hijo póstumo
Pasaban los días,
todo estaba igual, mi abuela seguía esperando a Nikolás cada semana con un
plato de comida, mucho amor y la esperanza de dar a luz a su primer hijo ... así
pasaron 6 meses, ya se notaba más el embarazo y Nikolas se estaba tardando mucho para ir a casa, pasaron semanas, ella ya estaba preocupándose, lo mandó a buscar con
sus conocidos, incluso su vecina ayudo en la búsqueda pero fue inútil, pasaron meses y su pancita
se hacía más grande, mi abuelo jamás volvió, murió peleando contra el las injusticias,
murió antes que mi papá naciera, no pudo verlo nacer ni cuidar de él y mi padre
jamás tuvo uno.
Mi Padre, El hijo póstumo,
nació un 4 de abril de 1949 sin papá, solo con una mamá y una vecina que se ofreció
a ser la madrina de él. Pasó el tiempo y entre Kaleiopi y la vecina cuidaban a
Konstantino (mi papá) le dieron todo el amor que pudieron para que no sintiera
la ausencia de un padre, mi abuela trabajaba para sostener el hogar, la vecina lo
cuidaba en su casa y aunque quería ayudar con los gastos no podía porque tras
otra explosión de los alemanes perdió la mayoría del oro que le había dejado su esposo el carnicero y
solo pudo recuperar unas cuantas monedas que tenia guardadas para una caso de hambruna.
Ya mi papá tenía entre
4 y 5 años, corría por la casa, robaba dulces y azúcar de la cocina, en una de
sus fechorías encontró un tarro de azúcar
blanca y comenzó a comer y a comer como si no hubiera un mañana ... pero
resulta que el tarro no contenía azúcar.. si, eran unos cristales blancos de
naftalina, un pesticida que producen un gas tóxico, mi abuela lo usaba para
acabar con las plagas y las polillas, resulta que este químico es absolutamente
malo para las personas si lo consumen y empeora el efecto para niños y
mascotas, mi papá de 4 años estaba en coma, tenia peligro de perder el hígado y
los riñones o tal vez de morir! Para salvarlo necesitaba un tratamiento que
incluía un antibiótico, 3 dosis de penicilina, en aquella época la penicilina había
sido recientemente descubierta o más que descubierta estaba comenzando a ser
producida como fármaco, así que el valor de una sola píldora era absolutamente
costosa (solo imaginen: segunda guerra mundial, enfermedades, pobreza y el poder geopolítico en ese momento
lo tenía el primer antibiótico en la historia ampliamente empleado en medicina:
La Penicilina). Pues mi abuela perdió las esperanzas de salvar a mi papá, no
había con que obtener las dosis, eso lo podían
tener los del poder, ósea los del dinero y ella no lo tenía y menos sin el
apoyo económico de un esposo.
Si les estoy contando
esta historia es porque mi papá se salvo o bueno ... lo salvo la vecina,
entregando las últimas y únicas monedas de oro a cambio de esas 3 penicilinas
(que hoy nos valen 500 pesos en la farmacia) todo para salvarle la vida, esa
vecina aquella quien su esposo, el carnicero, le dejo tanto oro como soledad
fue una segunda madre para mi papá, no solo por su excepcional comportamiento con
él, sino también porque una madre es aquella quien da la vida y ella fue la
segunda en dársela, esa vecina se llamaba KATERINA.
Yo
Mi papá creció y
cuando se enteró de esta historia juró que el día en que tuviera una hija iba a
nombrarla en su honor, Katerina murió en el año 1991, paradójicamente el año en
que yo nací.
4 comentarios
Wow ..a medida que leía me ubicaba en los escenarios y parecía estar viendo una película, sin duda una hermosa historia, que bonito que compartas algo tan valioso y con ello conocerte mejor.
ResponderEliminarValerosa tu abuela y que nobleza de Katerina,
PD . me encanta el nickname Kuki
Gracias bella por sacar un ratico para leerla! te mando un abrazo y PD: Kuki jajaja es el que menos me gusta jajajajaj
Eliminar¡Que bonita historia! Lástima que no pudiste conocer a la Sra. Katerina.
ResponderEliminarCierto! me hubiera encantado conocerla... después, cuando tenía 9 años visité su tumba y fue algo impactante.
EliminarGracias por leer :)